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La bacteria que puede reducir la contaminación


Este microorganismo fue modificado genéticamente para fabricar materiales vivos.


Un grupo de científicos logró desarrollar materiales vivos con bacterias que también tienen la capacidad de limpiar aguas contaminadas, proteger superficies de óxido y moho, así como detectar químicos en el ambiente. Así lo confirmó Sara Molinari, investigadora asociada en biología sintética de la Universidad Rice.


Molinari explicó que programaron una bacteria para que pudiera formar materiales vivos que pueden ser modificados y que también son sencillos y rápidos de producir. Para esto tanto ella como su equipo pusieron en práctica sus conocimientos en biología sintética, ADN y el comportamiento del metabolismo de las bacterias, para así poderles dar instrucciones, por ejemplo pueden generar nuevas proteínas.


Esto quiere decir que las bacterias pueden reaccionar a distintos elementos de acuerdo a como fueron programadas, por ejemplo se convierten en sensores de contaminación ambiental ya que son capaces de cambiar el color cuando entran en contacto con distintas moléculas.


En el caso de Molinari, se trabajó con la bacteria Caulobacter crescentus, al respecto mencionó la investigadora: "Cuando dos células bacterianas modificadas genéticamente se acercan, estas proteínas se unen y mantienen a las células unidas entre sí. Al rodear cada célula con este material pegajoso y elástico, las células bacterianas se agrupan para formar un limo vivo".


Las proteínas elásticas se pueden modificar para cambiar las propiedades del material deseado, incluso pueden repararse a sí mismas.


Sobre los materiales vivos ya se habían presentado algunos avances, en 2020 se habló sobre la arquitectura viva, se trata de una investigación que pretende llevar a las bacterias a construir edificios enteros. Aunque aún sigue en periodo de prueba, algunos de los beneficios son el coste y requerimientos energéticos a la hora de producir.


Según le dijo Molinari a The Conversation, en un inicio “solamente se necesita una incubadora con agitación, proteínas y azúcares para cultivar un material multifuncional y de alto rendimiento a partir de bacterias”, explicó que "la incubadora no es más que una caja de metal o plástico que mantiene la temperatura a unos 98,6 grados Fahrenheit (37 Celsius), que es mucho más baja que la de un horno doméstico convencional, y agita las células a velocidades más lentas que las de una batidora."


En el estudio que se realizó recientemente el equipo de Molinari fue capaz de cultivar materiales vivos a partir de bacterias en tan solo 24 horas, un proceso bastante rápido a comparación por ejemplo de la madera que puede tardar años en producirse.


Por otra parte, puede sobrevivir a temperatura ambiente en una habitación hasta por 3 semanas y volver a crecer cuando esté en el medio adecuado. Este método de producción sería sostenible con el medio ambiente, podría crear materiales biodegradables, no tóxicos y sencillos de descomponer.

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