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2 años de Petro en el poder: muchas promesas de cambio, pocos resultados tangibles

Foto tomada de su discurso del día de hoy


Este 7 de agosto se cumplen dos años de la juramentación como presidente de Gustavo Petro, el primer mandatario de izquierda en la historia de Colombia. Llegó al poder de la mano de su coalición, Pacto Histórico, con la promesa de un cambio en las costumbres políticas y en el manejo de lo social para privilegiar a los desposeídos en las regiones más pobres del país.


El gobierno de Gustavo Petro sembró mucha expectativa y cosechó pocas promesas. Estos dos años, rupturas, escándalos y crisis mediante, no ha consolidado un proyecto de gestión claro y sus reformas esperan en el Congreso.


El presidente Gustavo Petro cumple dos años de mandato en Colombia. Ha sido un periodo caracterizado por constantes declaraciones, escándalos y una intención de reformas estructurales que han mantenido a medios de comunicación, oposición y opinión pública en un constante ajetreo informativo. Durante estos 24 meses, Petro ha marcado la agenda noticiosa. Sin embargo, justo cuando los titulares deberían centrarse en evaluar sus logros y fracasos, la atención se desplaza hacia la crisis electoral en Venezuela y las peticiones sobre la postura del gobierno de Petro frente a Nicolás Maduro y las denuncias de fraude.


Un nuevo acuerdo nacional


Este segundo tiempo de Petro llega con un nuevo intento de concertación. Rescata un poco el espíritu de un acuerdo nacional de su primer año y se aleja de su última faceta de radicalismo.


La llegada al gobierno del liberal Juan Fernando Cristo como ministro del interior, quien ya había ocupado ese cargo con Juan Manuel Santos, evidencia un intento de concertación con los partidos. El propio Cristo ha dado a entender que ningún proyecto de reforma va a ser presentado sin tener previa concertación y negociación con los partidos y los gremios empresariales y la sociedad civil. También ha sido enfático en defender la constituyente (que antes criticó) como un acuerdo nacional y no como un intento de reelección presidencial.


La principal misión de Cristo es que ese acuerdo se dé para sacar adelante la agenda de reformas en el Congreso. En estos dos años lograron que se aprobara la tributaria, el presupuesto nacional, la paz total y el plan de desarrollo. Pero también se archivaron reformas vitales para Petro como la de salud (una de las más criticadas) y la de educación.

Marcha contra el gobierno de Gustavo Petro en Cali. Fuente: Joaquín Sarmiento / AFP.


Paz con las extintas FARC


Aparte de este primer paquete de reformas, desde hace varios meses el presidente ha empezado a hablar de dos temas: una asamblea constituyente y el “fast track”, un nuevo recurso con el que busca impulsar reformas para cumplir los acuerdos del proceso de paz. Esta figura, que se creó con el Acuerdo de Paz con las extintas FARC, permitió que las comisiones de Diputados y el Senado sesionaran conjuntamente, para aprobar un paquete de reformas que permitían la implementación del Acuerdo de Paz.


Petro intenta, según dijo ante el Consejo de Seguridad de la ONU, utilizar el dinero que ya está comprometido en vigencias futuras para las carreteras y redirigirlo para  obras de inversión social en territorios azotados por la violencia. Además, pretende cumplir con lo pactado en el acuerdo en el tema de entrega de tierras a campesinos.


En un análisis de La Silla Vacía se explican las diferencias entre este nuevo paquete de reformas planteadas por Petro y sus reformas iniciales. “El temario de reformas que intentaría impulsar es el mismo que lleva promoviendo hace dos años. Pero hay dos diferencias fundamentales y ambas tienen el sello de Cristo (el nuevo ministro). La primera es que lo haría bajo la sombrilla de implementar el Acuerdo de Paz. Hasta ahora, él mismo ha reconocido que sus ejecutorias han sido muy pobres. Y la segunda es que incluyó en el temario el cambio en la distribución del Sistema General de Participaciones (recursos para gobiernos territoriales). Será la carta de negociación de Cristo para aunar voluntades en el Congreso y avanzar su propia plataforma política”.


Denuncias de corrupción


En estos dos años el gobierno Petro ha sido epicentro de ataques a la prensa y denuncias de corrupción de su gobierno. En campaña, una de sus banderas era dejar atrás el clientelismo y la corrupción que tanto denunció como senador. Sin embargo, varios escándalos han ocupado la atención este tiempo.


El rompimiento del acuerdo de su primer año que otrora permitió tener una importante coalición para sacar adelante la agenda de gobierno, está pasando facturas. En un balance de estos dos años, la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), publicó el informe Los escándalos de corrupción, en el que indica que “es inevitable no nombrar por lo menos quince hechos de corrupción que han marcado este mandato”.

Armando Benedetti, ex embajador de Colombia en Venezuela; Petro y Laura Sarabia, ex jefa de gabinete.


El listado repasa casos como el de su hijo Nicolás Petro o el de su mano derecha Laura Sarabia. También menciona el escándalo más reciente vinculado a Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres y los desvíos de dinero destinados originalmente a desastres naturales “y que supuestamente fueron a parar en operadores políticos y congresistas para mover leyes en el Congreso”.


La paz total


Por su parte, Angelika Rettberg de la Universidad de Los Andes, expresó en el programa Hora 20 de Caracol, que  en estos dos años “hubo muchos malos pasos y errores de cálculo en cómo diseñar una estrategia ambiciosa”, por lo que se esperaría que en estos 730 días que quedan, el gobierno tenga la oportunidad de cumplir algunos de los cambios que prometió.


Entre esa ambiciosa estrategia se podría incluir la paz total. “La política de paz, que han llamado paz total (…) pero la paz total sí, porque es acabar al final con todos los grupos de violencia. Pero es un proceso, un proceso más complejo de lo que creíamos”, reconoció el propio presidente en un discurso de abril de este año.


Rettberg en su intervención en Hora 20 habló de esas complejidades. “No basta con negociar con un solo grupo, se debe afectar el entorno completo; negociar con varios al mismo tiempo es loable por ambicioso y atrevido”. Aunque indicó que, al tratarse de grupos tan distintos, con realidades militares diferentes, lograr mantener el mismo ritmo en las diferentes mesas es muy complejo. “Eso genera enorme confusión a las Fuerzas Armadas y produce escenarios complejos”, dijo.


Crisis en Venezuela


La crisis electoral en Venezuela es quizá el más complejo e incierto de este análisis para un balance de los dos años del gobierno Petro. Como dice el caricaturista Mheo, la situación de Petro frente a Venezuela es compleja. “Pierde si Maduro se va o si se queda. Si se va, pierde un aliado, puede perder negocios. Pierde si se queda porque es una dictadura con todas las letras y el temor del ejemplo de Venezuela se vuelve patente en Colombia. Aparte de esto, una de las causas del nacimiento del M-19 fue el robo a las elecciones, lo que sería una gran contradicción”.

Ronald Rodríguez, profesor de la Universidad del Rosario, explica que Colombia tiene una responsabilidad extra por la gran presencia de población colombiana en Venezuela. Esto implica una necesidad de permanecer con presencia diplomática. Además, el presidente Petro ha decidido jugar junto a Brasil y México, en un ejercicio que busca generar presión, pero no públicamente y que lo convierte en un garante de derechos humanos ante la andanada de represión del régimen.

Leyenda: Puente fronterizo entre Venezuela y Colombia. Foto: AFP


“Si bien la oposición ganó con una ventaja sustancial, hay que tener en cuenta que la situación de una transición sería muy compleja con un estado dominado por el chavismo y solamente el ejecutivo dominado por la oposición. Se debe generar un escenario de negociación que permita el retorno a la democracia. Aunque el escenario es de incertidumbre”, dijo Rodríguez.


Pero por otro lado, Colombia alberga más de 2,8 millones de migrantes venezolanos y tanto en el discurso como en las acciones, el gobierno Petro ha relegado el proceso de integración que había lanzado su antecesor Iván Duque con el Estatuto de Protección Temporal.   


Así que es imposible desligar estos dos años de gobierno de Petro, los próximos dos que faltan, y las elecciones de 2026, con el panorama de Venezuela.


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